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Lázaro Castillo, Jr.

Monday, April 18, 2011

¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR ÉTICAMENTE CORRECTO?

Tratar de estar correcto lejos del dogmatismo
La ética nace en la Edad Media como una valoración moral de los actos humanos. Se refiere principalmente al comportamiento humano a su categorización como bueno o malo. Pero la ética no surge para difundir una serie de normas sobre cómo vivir, para eso puede tomarse alguna religión o simplemente las leyes. La ética tampoco surge para crear ciudadanos moralmente correctos, ni mucho menos moralmente incorrectos. La ética sirve como patrón para el libre albedrío. ENTONCES: ¿Quiénes viven 100% éticamente correctos si tenemos en cuenta la “estructura del yo cultural” y la naturaleza humana?

El súper-yo cultural ha elaborado sus ideales y erigido sus normas. Entre éstas, las que se refieren a las relaciones de los seres humanos entre sí, están comprendidas en el concepto de la ética. En todas las épocas se dio el mayor valor a estos sistemas éticos, como si precisamente ellos hubieran de colmar las máximas esperanzas. En efecto, la ética aborda aquel punto que es fácil reconocer como el más vulnerable de toda cultura. Por consiguiente, debe ser concebida como una tentativa terapéutica, como un ensayo destinado a lograr mediante un imperativo del súper-yo lo que antes no pudo lograr la restante labor cultural (Freud, 1999, p. 131)

Al momento de plantearnos cualquier situación en la vida, siempre tendremos la capacidad de decidir entre hacerlo o no hacerlo, entre decir si o no. Sin duda esta es nuestra principal libertad. Pero nada es tan simple como parece. Al momento de decidir libremente, debemos tener en cuenta que nuestras acciones repercuten en la vida del resto de los miembros de nuestra sociedad. En cada decisión tendremos en cuenta muchos aspectos, nos haremos preguntas tales como el por qué y para qué de lo que hacemos, y en ese preciso instante estaremos “haciendo ética”, reflexionando sobre la vida. ¿Qué es en esencia bueno o malo? Matamos a quienes matan para aplicar la ley y hacemos lo mismo, y con frecuencia, proyectamos nuestra manera de vivir en los demás para justificar públicamente nuestra conciencia algunas veces depravada.

A menudo me pregunto si en verdad los que regulan nuestras leyes son tan auténticos y benévolo como aparentan. Es un hecho que muchas veces enmascaramos nuestra verdadera identidad y entramos en conflictos. Los médicos en los Estados Unidos por mencionar un ejemplo, hacen el juramente de Hipócrates poco antes de egresar de sus universidades, pero ¿existirán los valores éticos que hacen énfasis en la empatía una vez que estén ejerciendo sus funciones, sin preenjuiciar quién paga o no por asistencia? En teoría digamos sí.

Está claro que existen patrones generales de conducta que promueven la sana convivencia y que la humanidad ha adoptado como una parte más de la vida en sociedad. Pero también es cierto que cada quien debe vivir su propia vida, desarrollar su propia existencia, teniendo en cuenta que la propia libertad termina cuando empieza la del otro. Ejemplo: LA INQUISICIÓN.

“La vida del hombre no puede “ser vivida” repitiendo los patrones de su especie; es él mismo - cada uno - quien debe vivir” (Erich Fromm, Ética y psicoanálisis, citado en revista Occidente número 365 por Roberto Muñoz Barra)

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