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Lázaro Castillo, Jr.

Monday, May 30, 2011

¿SERÁN EN VERDAD LOS NIÑOS CULPABLES DE SUS MALES?

Mi hija Rebeca y nieta
El empirismo como doctrina nació hacia el siglo XVII, cuando los filósofos ingleses decidieron ocuparse del problema del conocimiento humano. Aunque Francis Bacon ya había expuesto las ideas empiristas, John Locke fue el primero en organizarlas, dotarlas de una expresión sistemática y presentar una conclusión: “Todo conocimiento se basa en la experiencia”.
Locke afirmaba que la mente de una persona en el momento del nacimiento es como una tabula rasa, una hoja en blanco sobre la que la experiencia imprime el conocimiento. En su obra Ensayo sobre el entendimiento humano, escribe: “Al principio el espíritu es como una hoja en blanco, sin ningún carácter (tabula rasa), sin ninguna idea”. De esta manera, conocemos solamente aquello que procede de las sensaciones del mundo exterior: frío, olor, sabor, color; y de las reflexiones derivadas de la vida interior: alegría, tristeza, enojo… 

Los niños que presentan problemas de comportamiento, son todo un desafío para nosotros los conductistas, que tenemos que comprender y aproximarnos a los agentes etiológicos de dichos trastornos, para poder así iniciar un tratamiento que permita a dichos sujetos reinsertarse en los contextos familiares, escolares y sociales al cuál incumben.

Cuánto más pequeño es el niño, más difícil se hace el diagnóstico de acuerdo con el MANUAL DE PSIQUIATRÍA conocido como DSM IV, ya que una característica de la primera infancia es que son inquietos, impulsivos y hablan todo el tiempo sin saber si realmente ellos escuchan las consignas o límites que nosotros, los adultos queremos que acaten. La sintomatología puede confundirnos y llevarnos a diagnósticos errados. Ejemplo: la diferencia entre un niño que sufre de ansiedad generalizada producto al abuso físico además del evento traumático por la separación de un ser querido como la madre o abuela, y otro que presenta síntomas de (ADHD) trastorno de déficit de atención e hiperactividad. La diferencia podría explicarse si hacemos un estudio exhaustivo teniendo como dato fundamental el historial genético, socio-económico y cultural.

Con respecto a las manifestaciones de ansiedad en niños pequeños, Freud dijo que la ansiedad surge porque el niño "extraña a alguien a quien ama y anhela". En conexión con la ansiedad primordial de la niña, describió el temor infantil a la pérdida de amor en términos que en alguna medida parecen aplicarse a niños de ambos sexos: "Si la madre está ausente o ha retirado su amor del niño, ya no está seguro de que sus necesidades serán satisfechas y puede quedar expuesto a los más dolorosos sentimientos de tensión". Freud habló de dos tipos de ansiedades: la primera es la ansiedad de realidad, la cual puede llamarse en términos coloquiales como miedo. De hecho, Freud habló específicamente de la palabra miedo, pero sus traductores consideraron la palabra como muy mundana. La segunda es la ansiedad moral y se refiere a lo que sentimos cuando el peligro no proviene del mundo externo, sino del mundo social interiorizado del Superyo. Es otra terminología para hablar de la culpa, vergüenza y el miedo al castigo.

El ADHD o trastorno de déficit de atención e hiperactividad es más común entre los niños que entre las niñas y afecta entre el 3 y el 5% de los niños en los Estados Unidos. Las principales características del ADHD son:

• Falta de atención
• Hiperactividad
• Impulsividad

Nadie sabe exactamente cuál es la causa del ADHD. Existe una tendencia familiar, de modo que puede haber factores genéticos. Una evaluación completa realizada por un profesional capacitado es la única manera de saber con seguridad si su hijo padece de ADHD. El tratamiento suele incluir medicinas para controlar los síntomas. La estructura del hogar y la escuela también son importantes. Las clases para padres de familia o la terapia de conducta también pueden serle de ayuda.

Existen también, algunos problemas de salud mental con cargas emocionales, que provocan dificultades en la adaptación social. En muchos de estos casos por ejemplo están los casos de abuso sexual y físico. A continuación voy a citar un ejemplo que contradice la coherencia del maltrato o abuso en los niños, demostrando que en toda regla existen exenciones, aunque en verdad muy pocos abusados sobreviven o superan las secuelas de la neurosis:

Mi hermano y yo por ejemplo, fuimos abusado físicamente, abandonados y despreciados por nuestro padre como si no perteneciéramos a la raza humana, es decir, tratados como animales. Sin embargo, sus dos hijos posteriores (de otra esposa) quienes recibieron mejores condiciones disciplinarías y también el privilegio de ser amados no trazaron en las vidas de éstos marcas de superioridad. Nosotros los maltratados poseemos mejor clase social y educación que los tratados como “seres humanos”.  La vida nos llevó duro a los dos, pero tuvimos gracias a Dios un buen almohadón para soportar el gran golpe del destino. ¿Tendrá influencia la parte genética o "inconciente colectivo" (arquetipo) con el comportamiento humano?

Todos estos elementos son preocupantes para padres y docentes que ven perturbado el desarrollo esperable, en el sujeto que atraviesa estas problemáticas.

Se necesita de diagnósticos precisos y tratamientos médicos, y psicológicos. Con estos tratamientos se trata no solo de mejorar la situación del sujeto en cuestión sino de las personas de su entorno que podrían estar afectadas por el comportamiento del niño o adolescente.

El trastorno de la conducta tendría sus orígenes en conflictos familiares, maltrato infantil o juvenil, abuso, pobreza, alteraciones genéticas, consumo de drogas o alcohol en los progenitores. Creo que no hay una sola causa que desencadene una problemática sino que es la interrelación de varias de ellas y de experiencias del contexto socio- cultural donde está inserto el individuo con dificultades.
Los tipos de trastorno de conducta que necesitan ser tratados por profesionales de la salud son los siguientes:

• Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: tratamiento con neurólogo y terapia. Si el niño presenta dificultades escolares, muchas veces, se necesita un tratamiento psicopedagógico.
• Trastorno antisocial limitado al contexto familiar: terapia y tratamiento familiar y orientación a padres.
• Trastorno antisocial en niños no socializados: además de las terapias psicológicas y médicas, a veces, es necesario apartar al niño de su núcleo familiar si es abusado o maltratado.
• Trastorno antisocial en niños socializados: terapia psicológica y/o psicopedagógica..
• Trastornos antisociales con emociones mixtos (depresión o exaltación): terapia, muchas veces medicación psiquiátrica, orientación a padres, etc.

En la medida en que el comportamiento de los niños o jóvenes no mejora, o no reciben tratamiento, es esperable que ellos desarrollen también, problemas de personalidad.