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Lázaro Castillo, Jr.

Thursday, February 21, 2013

Nota de última hora según estudios: trabajo nocturno o las comidas

EL TRABAJO NOCTURNO O LAS COMIDAS A HORAS IRREGULARES DAÑAN LA SALUD

 
Ansiedad por comer
l trabajo nocturno o las comidas en horarios irregulares presentan peligros reales para la salud que incluyen la obesidad, los trastornos metabólicos y la diabetes, según un artículo que publica hoy la revista Current Biology.

Los investigadores, encabezados por Shu-qun Shi, del Departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad Vanderbilt (Tennessee), encontraron que la acción de la insulina sube y baja de acuerdo a un ritmo circadiano de veinticuatro horas.

“Muchos procesos fisiológicos exhiben ritmos de día y noche, incluido el comportamiento de alimentación, el metabolismo de lípidos y carbohidratos y el sueño”, señala el artículo.
Estas oscilaciones diarias las controla el llamado “reloj circadiano” biológico.

El trastorno de la sincronía en el ritmo circadiano, que es una de las características del trabajo en turnos nocturnos o de trasnoche, el desajuste que ocurre cuando se viaja en avión largas distancias entre este y oeste, y los trastornos en las horas de sueño “pueden tener efectos profundos sobre la regulación del peso corporal y la homeóstasis de glucosa y lípidos”, añade el estudio.

Los experimentos hechos con ratones en laboratorio han mostrado que cuando los animales no pueden mantener las horas por una razón u otra su ciclo cirdaciano queda atascado en una modalidad resistente a la insulina y propensa a la obesidad.

“Estábamos acostumbrados a creer que algunas cosas son tan importantes que deben ser constantes”, comentó Carl Johnson, del Departamento de Fisiología y Biofísica en la universidad y uno de los participantes en el estudio.

“Pero ahora sabemos que estos puntos claves del metabolismo cambian en función de la hora del día”, agregó.

Los ratones normales se tornan resistentes a la insulina durante el día cuando, al igual que la mayoría de los animales noctámbulos, en general están durmiendo.

Los investigadores interfirieron con esa regularidad ya sea por un defecto genético o la exposición constante a la luz, que causaron que los ratones perdieran la noción de las horas.

Tiene sentido que las respuestas a la insulina varíen en el curso de un día, aún si ésa no es la forma en que los científicos o los médicos lo han entendido por mucho tiempo.

“Desde Claude Bernard en el siglo XIX el concepto de homeóstasis como mantenimiento de un ambiente interno constante ha estado profundamente arraigado en nuestra idea de cómo funcionan los organismos”, escribieron los investigadores.

Pero es un concepto equivocado por la sencilla razón de que el ambiente del animal sigue su propio ritmo diario, apuntó Johnson. La evolución favorece a los organismos que tengan una respuesta óptima al ambiente, y ésta es rítmica.

Por ello la acción de la insulina y el metabolismo de azúcar en la sangre están vinculados a la hora del día y a los mecanismos internos que llevan cuenta de esas horas.

Esto representa un problema para los humanos que viven en un ambiente en el cual manipulan desde la luz disponible a las horas de suministro de comida abundante.

“Las dietas mediterráneas, en las cuales la comida principal del día se toma al medio día, probablemente sean las más sanas”, dijo Johnson quien añadió que, además, quizá sea mejor una cena liviana y que se eviten los bocadillos tras esa cena.


ENFERMEDADES MENTALES COMPARTEN FACTORES DE RIESGO GENÉTICOS, SEGÚN ESTUDIO

Londres- -- Enfermedades mentales como el autismo, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia pueden compartir factores de riesgo genéticos, según un nuevo estudio publicado hoy en la revista médica británica “The Lancet”.
Científicos del Consorcio de Genómica Psiquiátrica (Carolina del Norte) han descubierto que hay variantes genéticas que influyen en estas enfermedades que se consideraban como clínicamente diferentes.
El estudio analizó y comparó los genes de más de 33.000 pacientes con alguno de estos trastornos con casi 28.000 sin ninguno de ellos.
El objetivo del análisis era encontrar variaciones genéticas comunes que pudieran ser factores de riesgo de alguno de los cinco desórdenes mentales.
Finalmente, descubrieron cuatro variantes genéticas comunes (dos de las cuales controlan los niveles de calcio en el cerebro) que parecen aumentar el riesgo de trastorno bipolar, depresión o esquizofrenia en adultos.
Otros análisis posteriores desvelaron que los genes que controlan los canales de calcio -encargados de la relación entre las células del cerebro a través de señales eléctricas- pueden ser importantes también en el desarrollo de las cinco enfermedades.
“(Este hallazgo) Puede cambiar el modo en que definimos y diagnosticamos las enfermedades, basado en causas biológicas. Algunos de estos desórdenes tienen más relación entre ellos de lo que habíamos pensado”, señaló el líder del estudio, Jordan Smoller, profesor de psiquiatría en Harvard (Boston).
No obstante, los expertos todavía no entienden exactamente cómo estas variantes están implicadas con los desórdenes.
“Esta es la primera pista que tenemos sobre genes concretos y vías que pueden causar una mayor susceptibilidad ante un determinado número de desórdenes”, agregó Smoller.
El científico apuntó, además, a que los factores genéticos descubiertos pueden ser sólo una pequeña parte del riesgo que finalmente desemboca en desórdenes como la depresión o la esquizofrenia.
“No son suficientes para predecir el riesgo de un individuo. Puedes tener todas estas variaciones y, en cambio, nunca desarrollar un desorden psiquiátrico”, subrayó.

 

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